miércoles, 26 de octubre de 2011

El espíritu de la guerra

Un guerrero en un campo de batalla: Dos bandos muy diferenciados, y él se encuentra en el que está pegado a su fortaleza, con miles de hombres. El cierra los ojos y todo da vueltas alrededor. Está en primera fila, montado en su caballo, que será portador de desgracias y sufrimientos. La batalla no ha empezado. Él se adelanta montado en caballo, todo está en silencio, los cascos del corcel retumban en la arena seca. Comienza ahora a correr la brisa, la misma que levanta parte de la arena y mueve los ropajes de los hombres allí postrados como fichas de ajedrez.

El guerrero abre sus fosas nasales y cierra bien sus ojos. Y puede respirar el espíritu de la guerra. Y un grito suena...

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