¿Quién es esa que canta,
que la miro y no se inmuta,
y cuyos ojos celeste hacen,
que se refleje la luna?
Con destreza y con holgura
sus cabellos se reflejan
como oro descubierto
entre una inmensa bruma,
y su hablar, algo torpe,
suena fino y con dulzura
¿o seré que yo no hablo,
el idioma de las musas?
y sus senos dos montañas
que confunden la natura
y por sorpresa, me señalan
entre toda la espesura.
Si es que acaso estoy soñando,
no querría despertar
porque tal belleza humana
otra vez, no podre encontrar
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