lunes, 5 de septiembre de 2011

Esclavizado

Estaba en mi casa sentado, no me podía mover... algo tomó mis tobillos y los adhirió al suelo, después mis manos y las ató al sofá. ¡Socorro, me tienen secuestrado!

Intenté desatarme y no podía, forcejeaba para salir pero mi cuerpo no respondía: ¡Socorro, me acaban de secuestrar!

Me preguntaba quién sería tal torturador, ¡Quién! ya que no podía reconocerlo, no podía saber quién era el que no me dejaba salir, el que no me dejaba hablar, el que no quería mi bienestar, o... ¿Quizás sería alguien que me había atado creyendo que estaría mejor? ¡Pues se equivocaba! ¡Me sentía mal! ¡Ya no tenía ganas de salir, ni de hacer nada, me relajaba en el sillón e intentaba dormir pero no tenía ganas! ¡Ese ser que me había atado no estaba disfrutando de lo que me había hecho! pero... ¿Por que no me desataba? ¡Estaría ocupado atando a otras personas!

De repente, mi gata, mi salvadora, desató todos mis vendajes tirando al suelo la televisión. Y es que... ¿Quién iba a ser, sino ese ser que me esclavizaba?

No hay comentarios:

Publicar un comentario